domingo, 27 de septiembre de 2009

Las piñatas, una tradición...


Las piñatas son el resultado de varias mezclas culturales aunque su origen aun es algo incierto.


Las hipótesis más exactas ubican el origen de las piñatas en China, pues en la ceremonia del año nuevo se confeccionaban la figura de una vaca cubierta con papeles de colores llena de semillas. Los mandarines golpeaban con varas la figura para esparcir por el campo su contenido, posteriormente se quemaba el papel y las cenizas se guardaban, pues se consideraban de buena suerte.

Se le atribuye a Marco Polo conocer las piñatas en oriente y llevarlas a Italia en el siglo XII pues su nombre deriva del italiano pignattas que significa olla y posteriormente a España. En Europa se le dio a la piñata un enfoque religioso y al primer domingo después del Miércoles de Ceniza se le llamaba Domingo de Piñata. La cual consistía en una olla de barro con papeles de colores rellena de dulces, y para romperla, se vendaban los ojos.


Las piñatas llegan a México por medio de los colonizadores españoles. Los misioneros Augustitos utilizaron las piñatas con fines evangelizadores, pues su ambiente festivo, atraía a la gente a las ceremonias religiosas. Durante la época de las posadas se colgaban en las confiterías “sabrosos panales, piñas cubiertas, zanahorias, tunas y otras frutas que halagaban la vista” es probable que de alli halla surgido la mexicanísima forma de las piñatas.

El simbolismo que existe detrás de las piñatas también es variado hay quien sostiene que cada uno de los picos representa uno de los siete pecados capitales los cuales deben ser vencidos por medio de la fé y al quebrar la piñata se obtienen dulces y frutas como símbolo de la recompensa divina. El contenido de una piñata suele ser frutas de temporada como cacahuates, jícamas, naranjas, limas, tejocotes, cañas y dulces.




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