viernes, 18 de septiembre de 2009

Cuba, 50 años después


En la clase del 15 de setiembre con el grupo del Intermedio I, estuvimos hablando a cerca de Cuba. Encontré este reportaje en el periódico El Mundo.

1 de enero de 1959. Los hombres de Ernesto 'Che' Guevara toman la ciudad de Santa Clara y Fidel Castro, líder de la guerrilla de Sierra Maestra, entra en Santiago de Cuba. Sabiéndose acorralado, el dictador Fulgencio Batista huye a Santo Domingo. La revolución ha triunfado. Fue el comienzo de un ideal construido sobre los principios de igualdad de clases, reparto de bienes y justicia social. 50 años más tarde, ¿qué queda en la sociedad cubana?

Los carteles con consignas revolucionarias proliferan a cada paso. "Patria o muerte", "Este país no podrá ser sometido", "Vamos bien"... En una isla donde no existe la publicidad, los espacios más visibles de carreteras, calles y edificios los ocupan emblemas políticos. Los rostros del Che y Camilo Cienfuegos, héroes del 59, también son omnipresentes. Más difícil es encontrar a Fidel Castro, quien se autoproclama contrario al culto a su persona, aunque su figura lo cale absolutamente todo en el país. Incluso ahora, ya retirado de la actividad política.


Los mensajes son los mismos que en 1959, pero basta con observar la rutina diaria de sus 11,2 millones de habitantes para darse cuenta de que, sobre el terreno, la realidad es otra.
50 años después del triunfo de una revolución que cambió su historia, los cubanos están divididos. Ideológicamente -son muchos los detractores y también los defensores del régimen comunista- pero, sobre todo, económicamente. La división de clases es patente en la Cuba actual y se agrupa en dos categorías bien definidas: los que tienen acceso a la divisa y los que no. O, de forma más gráfica, los que trabajan cerca del turista o tienen familia en el extranjero que les aprovisione y los que deben vivir de su trabajo. Un trabajo que les deja una media de 408 pesos cubanos al mes (equivalentes a unos 12 euros). Los primeros se parapetan tras televisores, DVD, mp3 y ordenadores, auténticos objetos de culto desde que el Gobierno liberase su venta a comienzos de 2008. Los segundos hacen cuentas para adquirir productos de primera necesidad. Y casi nunca les salen.

Y es que los bienes que se ofertan en divisa -en la isla circulan dos monedas, el peso cubano y el convertible, divisa asociada al turismo en la que deben pagarse muchos productos, como los de higiene- tienen un precio similar al de Europa: cerca de 3 euros por un litro de leche, unos 4 por un champú. Y eso cuando el sueldo mensual lo tiene difícil para superar los 10.


Teniendo en cuenta el salario, son muchos los cubanos que prefieren no trabajar -el 20% de la población de La Habana está desempleada- y optan por buscar el dinero del turista. De ahí, que en la Cuba de 2009, sea más que habitual encontrar a un neurocirujano trabajando como taxista o que el camarero que sirve en los hoteles esté licenciado como ingeniero: una propina puede igualar en un minuto el sueldo que le correspondería por su titulación.
Aquí puedes ver el trailer de la película Che, el argentino. ¡Vale la pena!

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